Saturday, March 27, 2010

De paseo por Lima (5)

El día que muera y si el cielo existe - asumiendo que lo merezca, cosa un poco difícil -, ojala que se parezca un poco al Valle de Lunahuaná. Esta también al sur de Lima, pero un poco mas al sur de los balnearios que todos conocen. Es un valle formado por el rió Cañete, como lo fue el valle del rió Rimac alguna vez, pero este está un poco mas escondido, es sin duda bastante mas estrecho, y esta aun poco poblado y poco desarrollado también, felizmente. Sera porque por décadas las vías de acceso no estaban pavimentadas, o sera porque hay que desviarse en dirección este desde la ciudad de San Vicente de Cañete pasando por Imperial y atravesando una zona desértica donde hasta el día de hoy lo poco que se ve son unas matas y unos recientes ranchitos de animales. Como sea, esta al sur y es parte de esa Lima departamental que aun poco se visita.

(foto original de mgarcia25 en ImagenDelivery)

Si me preguntaras cuantas veces he visitado el Valle de Lunahuaná, no podría responder, pues es el lugar que mas he visitado en toda mi vida. Parte de mis raíces son de ahí, es la tierra de mi abuela materna y por ende de toda su familia, es donde mis bisabuelos se hicieron de un nombre que ya pocos o nadie recuerda, es donde aprendí a beber Vino, Cachina, Vino Arrope, Vino Manzanilla y el inigualable Pisco. He llegado ahí de todas las formas posibles, y con todo tipo de compañía posible. Prácticamente no hay excusa para no visitar este valle. Si no sabes como llegar te lo digo en este instante, es bien fácil: tomas el Perubus en su terminal de la Avenida México con destino a San Vicente (otras opciones de transporte aquí), llegando trepas a una Combi con destino a Imperial, le avisas al cobrador que quieres bajar en el primer paradero para Lunahuaná, desciendas de esta Combi y ahí justo te instalas en la Combi que espera llenarse de pasajeros con rumbo al pueblo del mismo nombre que el valle, Lunahuaná.

Una vez todo tu ser, en cuerpo y alma, se encuentra en Lunahuaná podrás apreciar el aire puro que se respira, la fuerza de las montañas que protegen el valle, el rugir del rió que trae ademas de osados turistas en balsas de canotaje - entre otros deportes de aventura - no pocos camarones que son la delicia de la región, y como en todo el Perú también disfrutaras de su exquisita comida y el calor de la gente. Para que descanses los huesos hay muchas opciones en el valle, desde modestos hospedajes habilitados en las casas de los lugareños hasta inmensos hoteles con todos los servicios que puedas desear. No te recomendare ninguno en particular. Pero si de comer se trata, entonces te sugiero que lo hagas en el Restaurante Charito, justo en frente del "barranco", un poco antes de que la Combi voltee a la derecha por la calle principal de subida en dirección a la plaza. Te aseguro que no te arrepentirás, en especial si comes una potente Sopa Chola. Y como estoy seguro el sol ardiente despertara tu sed, nada mejor que las raspadillas en la única tienda que las vende en la calle de subida, Jr. Grau, apenas dos cuadras antes de llegar a la plaza.

(foto original de sbaustin en expatperu)

Con la barriga llena y el corazón contento, solo falta engalanar el espíritu. Y nada mejor para esto que un buen vaso de Vino, Cachina o shot de Pisco en alguna bodega del valle. Bodegas hay muchas, muchas de las cuales han aparecido en los últimos tiempos. De seguro la mayoría son buenas, pero mi extensa familia - cuando no esta produciendo su propio licor - solo compra en dos de ellas: la bodega San Cristobal de mi tío (de cariño) Aquiles Rivas en el mismísimo Lunahuaná y la bodega de la familia Villanueva en el anexo de Jita. Si quieres llegar a cualquiera de estas bodegas bastara con que le preguntes a algún lugareño, ellos sabrán guiarte a tu destino con los maravillosos productos destilados de la uva. Eso si, lo que ocurra después con estos licores endemoniados es de tu entera responsabilidad, luego no vengas a echarme la culpa de las consecuencias, ja! ja! ja! Como dirían los gringos: Lo que pasa en Lunahuaná se queda en Lunahuaná. Salud!

Lunahuaneramente.

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