Monday, February 8, 2010

Victimas de la lluvia

De regreso a casa veo un pobre gatito negro muerto en el medio de la pista, sobre esa linea amarilla entrecortada que divide los carriles de ida y vuelta de una calle transitada por donde acostumbro conducir. Minutos mas tarde veo los restos de lo que aparentemente fue una ardilla, nuevamente casi en medio de la calzada, tuve que hacer un giro repentino para esquivarla, nada mas que eso podía hacer. Algunos cientos de metros mas tarde, con la oscuridad de la noche como único testigo, diviso un bulto entre blanco, amarillo y marrón tendido nuevamente en medio del asfalto ya sin vida, esta vez es una gallina.


Son las victimas de la lluvia, una lluvia que no es torrencial pero que se acumula. Una lluvia que lleva mucha vida, pero que también cobra vidas. Y no siempre son solo la vida de humanos las afectadas, también es la de muchos animales. Los pobres se asustan con las acequias que crecen, con sus guaridas que se inundan, y como no saben donde ir corren hacia o a través de las pistas. Y nosotros los humanos no nos damos cuenta, pues a nuestros ojos la proporción de agua aun no es alarmante, pero para estos pequeñines la cosa es seria.

Hace poco escuche a un personaje decir que donde otros veían coincidencias el veía providencia. Yo no se que ver en estos tres cuerpecitos inertes, salvo que nadie se detuvo a recoger sus restos. En medio de la noche y con la lluvia cayendo no creo que ningún conductor se haya dado cuenta que los atropello, pero ¿que hay de quienes los vemos ahí tirados? Yo tampoco me detuve, y sera por eso que escribo esto, y quizás también porque me recuerda ese milagro donde todos en armonía comían de un solo plato: perro, pericote y gato; mientras que ahora en estas pistas son tres los que yacían en el mismo asfalto: gallina, ardilla y gato.

Providencialmente.

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